Resulta gracioso, esa amistad que consiste en no tratar bien a la persona que se quiere, sino en localizar el lugar más doloroso en donde hundir la estaca
Rivales mientras tuviesen garras y dientes para morder, unidas si una de ellas empezara a tambalearse.
La pregunta es la primera pieza del puzle a colocar. Hay gente que nunca se hace ninguna pregunta, que vive con los ojos cerrados y que nunca encuentra nada.
Resulta tan reconfortante existir y dejar de ser sólo la «señora de» y madre de familia… Sentía que le crecían alas.
La felicidad, pensó, está hecha de pequeñas cosas. Siempre se la espera con mayúsculas, pero llega a nosotros de puntillas y puede pasar bajo nuestras narices sin darnos cuenta.
«Ves, Jo, esa pequeña estrella al final de la cacerola es como tú, si la quitas, la cacerola pierde el equilibrio, y tú, si te quitan de la familia, la familia se hunde porque tú eres la alegría personalizada, el buen humor, la generosidad… y sin embargo —había proseguido su padre—, esa estrella al final de la constelación tiene un aspecto bastante modesto, apenas la vemos… En cada familia hay gente semejante a pequeños tornillos insignificantes y, sin embargo, sin ellos no hay vida posible, no hay humor, no hay risas, no hay fiestas, no hay luz para alumbrar a los demás. Tú y yo somos pequeños tornillos de amor…».
La gente se cree que lo importante es la calidad del tiempo que pasan con sus hijos, pero también es importante la cantidad, porque un niño no habla bajo pedido. A veces podemos pasar todo el día con él y es por la noche, en el coche, cuando vuelves a casa que, de golpe, se decide a revelar un secreto, una confidencia, una angustia. Piensas que has esperado todo este tiempo, todo este tiempo que creías perdido y que finalmente no lo era…
Si vas despacio, construyes, si vas demasiado deprisa, todo se hunde rápidamente…
[…] no sirve de nada lloriquear, eso no hace prosperar el chiringuito, sólo se lloriquea por uno mismo, por el tiempo pasado, y el tiempo pasado no se puede arreglar, entonces ¿de qué sirve?
— ¿Qué ha sido usted capaz de hacer por amor?
— Todo. Cuando se está enamorado, el noventa y ocho por ciento del cerebro no funciona.Tu hermana es una artista, una artista frustrada, que es lo peor que hay. Nada podrá nunca satisfacerla. Sueña con tener otra vida, sueña con crear, pero, ya lo sabes, eso no se decide, se hace.
«Se reconoce la felicidad por el ruido que hace al marcharse».
[…] desde cuántos ángulos podía percibirse una misma persona y qué ángulo era el bueno. Y si los sentimientos que se albergaban hacia esa persona variaban según el ángulo…
«No nos atrevemos a muchas cosas porque son difíciles, pero son difíciles porque no nos atrevemos a hacerlas».
Los ojos amarillos de los cocodrilos (1)
Katherine Pancol
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