Andando el tiempo, fue Linus Daff quien estableció una tarifa fija que todos pagaban sin pasar por el regateo. Y de cualquier modo ¿quién iba a ser capaz de calcular el precio justo de una mentira?
Supo que la mentira perfecta es aquella que guarda un mayor parecido con la verdad, y que es necesario que el mentiroso sea capaz de convencerse a sí mismo de la veracidad de su historia antes de engañar a otros con ella.
Por aquel entonces había ampliado el negocio y ya no sólo se dedicaba a la invención de falsedades para arreglar desaguisados, sino que a fuerza de aguzar el ingenio, Linus Daff aprendió a reconstruir no exclusivamente episodios puntuales sino el pasado completo de aquellos que así lo solicitaban. Y es que después de unos años de trabajo, Daff comprendió que nada entorpece tanto el porvenir de un hombre como su vida anterior. El presente puede variarse, el futuro es una incógnita completa sobre la que es posible actuar. Pero el pasado es inamovible y puede constituir el más peligroso de los lastres para una existencia dichosa.
a pesar de sus muchos millones y de los títulos nobiliarios eran personas pequeñas y mezquinas, acobardadas por el qué dirán, preocupadas en exceso por la buena reputación, por mantener a costa de todo los privilegios de clase y la limpieza de un árbol genealógico cuyas ramas pretendían enganchar siempre en las del de Guillermo el Conquistador.
cuando su amante se desperezaba gruñendo y preguntando entre dientes que qué hora era, Lucrecia Sánchez entendía su despertar como una nueva victoria porque, una mañana más, Pedro Almeiras empezaba a ser suyo.
todos aquellos que encontraron su sitio en Cuba habían recibido un don invaluable: el secreto para disfrutar de la existencia. Nunca Linus Daff había sentido tan de cerca el amor por la vida, la capacidad para saborear el momento presente,
la disciplina del olvido se aprende en soledad, y sólo en soledad puede uno superar la desdicha.
—No sea ingenuo, Daff. Hay cosas que no se curan con nada. El tiempo atenúa el dolor, lo mismo que lo atenúa la distancia y la incorporación de elementos nuevos a nuestras vidas, que sirven de distracción o de vía de escape. Pero el dolor sigue ahí, como esperando la mejor ocasión para revolverse y recordarnos su existencia, para advertirnos que sigue presente y listo para avivarse a la menor ocasión. Cuanto más feliz nos ha hecho algo o alguien, más consistente es el dolor que se experimenta en cuanto falta.
la mentira es absolutamente necesaria para la supervivencia. Uno tiene que saber mentir igual que tiene que saber leer o abrocharse las camisas. Aquellos que no son capaces de aprender a mentir hacen algo peor: aprenden a deformar la verdad. La transforman, la estiran, juegan con ella a su antojo o a su conveniencia. Y la verdad no admite matices, Daff. Es dura, compacta, y de una sola pieza.
esa verdad hecha de silencios, de datos ocultos, de historias contadas a medias porque no se pueden contar enteras me parece una forma de mentira mucho más despreciable que cualquier otra.
Las personas que han formado parte de nuestro pasado son el obstáculo peor para comenzar una nueva vida.
—Da igual quien esté a nuestro lado, Linus. En el fondo, pase lo que pase, uno está solo siempre. —¿Y pensar semejante estupidez le da derecho a sembrar de cadáveres el camino?
El inventor de historias
Marta Cruz de la Ribera
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