Citando…

mi conducta no era muy digna, pero era inteligente y sabia, pues ¿de qué servía la dignidad si estabas medio muerto?

—Hay cosas entre el cielo y la tierra que el saber erudito no imagina ni en sueños […] Sabemos tanto del universo como un perro de telefonía móvil.

—Los cumplidos son los atrapamoscas de las mujeres.

—Por su aspecto, madam —objeté—, diría que tiene tantos años que seguramente conoce los tiempos bíblicos por experiencia propia. […]
—No creo equivocarme si digo que sobrevivió al Diluvio Universal nadando junto al arca. […]
—Y cuando Dios creó al hombre el sexto día, ya hacía tiempo que usted estaba en el mundo.

—Y ahora que te miro a la cara compruebo que esas palabras no provocan nada en ti… […]
—… si nuestras almas estuvieran realmente hechas la una para la otra no te limitarías a encogerte de hombros…

—Sería en verdad sorprendente que la vida fuera de repente justa.

—No se puede engañar al destino. […] Sólo quien se enfrente a su destino será recompensado.

[…] los sentimientos de las personas solían ser superficiales (muchos hombres querían más a su iPhone que a su novia)

el amor también se trataba de eso: de curar las heridas que te inflige la vida.

aunque en nuestra época no dejaban de parlotear sobre las diferencias entre los sexos y de ello se ocupaban estudios, películas y libros de autoayuda, era mucho más lo que nos unía que lo que nos separaba.

se trataba realmente de terroristas suicidas (lo cual, pensándolo bien, era una profesión bien rara, pero al menos no había que preocuparse por la jubilación).

El tiempo en ciertas situaciones puede dilatarse en el infinito. Así lo perciben los pacientes sometidos a una colonoscopia, igual que las mujeres con un mal amante o los espectadores de danza contemporánea.

había encontrado el verdadero amor. Así pues, se trataba realmente del amor a la propia alma.

—Sólo cuando uno se ama a sí mismo puede amar de todo corazón a los amigos, la vida, el mundo… o incluso a su pareja. […] mi felicidad ya no dependía de ninguna otra persona.

Yo, mi, me… contigo
David Saffier

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